Los miomas son los tumores más frecuentes de los órganos reproductivos de una mujer. El tejido del cual está compuesto un mioma casi siempre depende de la zona fibrosa muscular de la pared del útero y suelen ser completamente benignos.
La mayoría de ellos no ocasionan molestias, y algunos síntomas que se creen asociados a los mismos no siempre son ocasionados por la tumoración, pero cuando ocasionan síntomas depende de la ubicación y/o el tamaño, siendo el más frecuente el sangrado anormal.
Otros síntomas asociados son el dolor pélvico, infertilidad o pérdidas espontáneas del embarazo, aunque siempre que se encuentren éstos problemas hay que descartar otros factores antes de sólo atribuirlos a la presencia de los miomas, pues su rol en estos problemas es controversial.
Si bien pueden aparecer a cualquier edad, se ha visto que a mayor edad es más probable tenerlos. Así, antes de los 30 años solo 4 o 5 de cada 100 mujeres padecerán de estos tumores, pero entre los 30 y 40 años, 2 de 10 mujeres lo padecerán y por encima de los 40 años 4 de 10 mujeres podrían desarrollarlos.
La pregunta es ¿por qué con los años son más probables que aparezcan?
Como toda alteración que no afecta al 100% de mujeres existen factores modificables y no modificables que condicionan su aparición.
Un historial familiar de miomas se ha visto en el 30% de los casos, pero no son la mayoría, por lo que factores que aparecen en el tiempo son la causa más común.
Retrasar la edad del primer bebé a 35 o más años o no tener ninguno es un factor de riesgo muy frecuente dada las nuevas prioridades de la sociedad. Esto se debe a que sin hijos ni lactancia hay mayor exposición al estrógeno, mes a mes por mucho tiempo, una hormona de la cual todos los miomas dependen para crecer.
Desde el punto de vista médico sugerir lo contrario (embarazarse temprano y tener muchos hijos) para evitar los miomas no es posible dado que la maternidad ahora depende de muchos factores médicamente no controlables como la autorealización personal, la pareja y la capacidad para enfrentar las demandas de un bebé.
Ganar peso a expensas del tejido graso, algo muy frecuente ahora y que comúnmente se da con los años, es otro factor de riesgo muy común y quizá el factor que explique por qué ahora son muy frecuentes, al menos en nuestro medio, donde se sabe que luego de los 35 años más del 60% de mujeres tendrá sobrepeso u obesidad.
Desde el punto de vista médico, este es el factor de riesgo que más se puede intervenir, tanto para retrasar la aparición de los miomas o la recurrencia de los mismos. Se ha visto que los miomas son dependientes de la hormona del crecimiento cuyos receptores se activan también por un exceso de producción de la insulina, hormona que comúnmente se eleva cuando hay exceso de grasa corporal.
Las mujeres que padecen de hipertensión tienen también más riesgo de padecer de miomas. En este caso está firmemente establecida la asociación entre hipertensión e hiperinsulinemia.
Es así que, el manejo de los miomas va más allá de ser expectantes o retirarlos quirúrgicamente, toda vez que es importante buscar si existen factores metabólicos y/o nutricionales susceptibles de ser corregidos para un mejor manejo.