Cuando buscamos información en internet sobre el papiloma virus humano (PVH), la mayoría de cosas que encontramos son muy alarmantes y realmente hacen entrar en pánico a cualquiera. Y es que todo apunta a que, si una mujer lo adquiere, si o si está condenada a padecer de cáncer de cuello uterino y que su pareja la ha contagiado de un modo reciente.
Probablemente, la intención de estas informaciones, es que ninguna mujer se descuide en su examen anual ginecológico, pues lo que sí es cierto es que el cáncer de cuello uterino es el más frecuente entre las mujeres de nuestro país, seguido del de mama y toda mujer que ya inició su vida sexual, está en riesgo.
Pero, cuando se adquiere el papiloma virus ¿es cierto que la pareja actual es el medio de contagio?, ¿ya es una condena al cáncer? La respuesta a estas preguntas no siempre es un sí.
La mayoría de seres humanos, convivimos día a día con millares de bacterias y virus que son parte de nosotros sin saberlo y, la mayoría de veces, en concentraciones que no ocasionan molestia alguna.
Cuando se inicia la vida sexual es donde hay muchas probabilidades de adquirir un PVH que normalmente el varón no sabe que lo tiene. Los PVH son virus con una extremada variabilidad o sub tipos; más de 150 y se encuentran en diferentes zonas de nuestro cuerpo y son fáciles de contagiar.
La infección por PVH en la zona genital es muy común y se estima que, a lo largo de la vida, 75 a 90% de las personas lo tendrán en algún momento. Así que, más que un virus extraño que usualmente no vive con nosotros, el PVH es un residente habitual, a diferencia del VIH, por ejemplo, o el de la hepatitis.
La mayoría de personas ni siquiera sabrán que lo tienen y no les ocasionará alguna molestia o lesión (estado de portador). En este punto, el saber si se tiene el PVH o no, sólo genera angustia y crisis en las relaciones personales, que no siempre es justificado, pues se puede tener el virus latente desde la adolescencia y expresarse más tarde en la adultez.
Esto es, porque la proliferación viral se ve muy limitada si existe un adecuado sistema inmune o de defensa. Mantener siempre un buen sistema de defensa, depende de cuan balanceada esté la nutrición, los ciclos de sueño, los niveles de estrés a los que nos sometemos y puede variar en el tiempo. Por ese motivo, se deben hacer evaluaciones periódicas, idealmente anuales, combinando la colposcopia y el pap, que juntos son más precisos para detectar cambios en el cuello uterino, asociados a este virus.
Si el sistema de defensa es deficiente o el tipo de virus es muy agresivo, es posible desarrollar infecciones sub clínicas (cambios pre cancerosos o displasias) o infecciones clínicas, ya sean benignas (condilomas o verrugas genitales) o malignas (cáncer de cuello uterino).
La colposcopia puede identificar los cambios pre cancerosos, 5 a 10 años antes de que se conviertan en una lesión establecida, dando oportunidad para tratar, de modo mínimamente invasivo, a estas lesiones.
¿Cómo me mantengo protegida de este riesgo?
Relaciones sexuales seguras: Procura tener una pareja estable y utiliza preservativos de rutina.
Control periódico mediante colposcopia y papanicolau.
Mejora tu sistema de defensa, balanceando nutrición y metabolismo.
En el IMM somos expertos en el manejo interdisciplinario, que no sólo mejora el sistema de defensa para el área ginecológica, si no que permite evitar infecciones recurrentes en otras áreas del cuerpo.