Consumo excesivo de azúcares incrementa riesgo de cáncer de mama

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Sólo el 5% de casos de cáncer de mama tienen asociados un antecedente familiar directo y esto quiere decir que en el 95% de los casos existen factores ambientales y nutricionales que incrementan el riesgo de padecerlo.

Así, más que la predisposición genética o heredada, es posible que varios estímulos del ambiente o del entorno incidan sobre la predisposición individual y favorezcan el desarrollo de un tumor en la mama.

En la búsqueda de algunos de estos factores muchos investigadores se dieron cuenta que, a mayor incremento de sobrepeso en una población determinada mayor era el incremento de casos de cáncer de mama.

El sobrepeso, por lo común, se debe a una excesiva acumulación de grasa en el cuerpo y esta grasa en realidad viene a ser excesos de azúcares que se almacenan como tal.

El cuerpo necesita dos tipos de nutrientes: los estructurales que terminan siendo parte de nuestros tejidos y los energéticos que contienen diferentes tipos de azúcares.

Los azúcares en la naturaleza por lo común son carbohidratos complejos, comunes en las menestras, los vegetales y la fruta entera. No vienen solos, si no acompañados de fibra y otros micronutrientes.

No obstante, mediante el procesamiento de estos alimentos naturales, existen azúcares muy simples, que son sólo ello, azúcar sin fibra ni otros nutrientes añadidos, comunes en los jugos y sodas, en alimentos en polvo, y todo lo blanco: como las harinas, el pan blanco, el arroz blanco y las pastas blancas.

Los azúcares simples al no tener fibra que los detenga, rápidamente ingresan al torrente sanguíneo y ocasionan aumentos bruscos del azúcar. Para evitar que el azúcar quede circulando en la sangre, el páncreas que es una glándula que regula la concentración de azúcar en la sangre, comienza a producir insulina.

Esta hormona tiene la capacidad de convertir los excesos de azúcares en grasa y almacenarla como tal. Pero a más azúcar almacenada, más resistencia a su trabajo, por lo que el páncreas termina produciendo excesos de insulina para poder vencer esta resistencia.

La insulina alta promueve la activación de ciertos factores de crecimiento que permitan que el cuerpo crezca para poder seguir almacenando los excesos de azúcar. Y aquí está el problema, que estos factores de crecimiento pueden sobre estimular el crecimiento distorsionado de ciertos tejidos, incluido el de la mama y a la larga malignizarlos.

Detectar temprano un cambio en el tejido es muy importante, de ahí que la mamografía y ecografía digitalizadas son excelentes métodos cuya evaluación debe hacerse anualmente. Pero tan importante como ello, es identificar los factores de riesgo que pueden motivar cambios en los exámenes y tratar de modificarlos.

En el IMM no sólo tenemos la mejor tecnología para una detección temprana, si no que, promovemos la identificación de factores de riesgo tanto nutricionales, metabólicos y de estilo de vida y su manejo idóneo, pues al controlar dichos factores la probabilidad de que los tejidos se dañen disminuye significativamente.